miércoles, junio 30, 2004

Apostilla al post anterior

El oficial nos dejó ir con una advertencia, y yo me quedé pensando por qué no teníamos 3 vidas cuando jugamos a este juego. A la altura de Paraná y Libertador reaccioné. A sofi (12) le enseñé a jugar al backgammon a los 10 años y unos meses después le enseñé a apostar. Primero lo hicimos con el dado que trae el backgammon ex profeso y con una bolsa grande de palitos de la selva. Cuando le tomó la mano, le enseñé a jugar al poker y empezamos a usar plata (con la del estanciero primero y con la convertible de uso legal después). Durante meses gané yo, y en algún punto me sentía mal sacándole la plata que mi hermanita ahorraba, pero ella estoica como es, seguía apostando y seguía perdiendo. Hasta que un día (no hace mucho) ganó su primer partido. Guardó los $10 en una alcancía de Winnie¨Pooh, me dió un beso en la mejilla y me dijo: "ya te voy a dar la revancha".

Esta es la razón por la cual no jugamos a tener 3 vidas. Porque no siempre uno tiene las 2 vidas restantes como back up.
Sinceramente creo que esto es lo único que le enseñé a mi hermanita.

You got to know when to hold ’em, know when to fold ’em,
Know when to walk away and know when to run.


Hoy me siento: Kenny Rogers

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