Somos esclavos de nuestras palabras. En mi caso particular mis palabras son como amos malvados que hacen que trabaje de sol a sol y me dan de latigazos mientras recojo algodon.
El domingo me declaré en huelga, falté al ensayo y nos fuimos con Synne a esquiar a Sierra Nevada (100 km de Marbella)
Volvimos a eso de las siete de la tarde y me puse a cocinar (Truchas con una salsa de vodka y mandarina) Bebimos vino escuchando los branderburgueses, cenamos y estaba preparando café cuando la conversación derivó en nuestras parejas previas.
-Sabés que pasa Synne, estoy demasiado felíz para tener una relación. (¿Eso lo dije o lo pensé?)
Tanto remar para morir en la orilla.
lunes, enero 31, 2005
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