Llega Vanessa a casa y me dice:
Vanessa- ¿Cortamos el pasto?
Eu- ¿Perdón?
Vanessa- Cortemos el pasto del jardín de adelante, está muy alto.
Eu- ¿Y?
Vanessa- Queda feo.
Eu- No sé cortar el pasto, para eso se le paga a un jardinero.
Vanessa- ¿Dónde está?
Eu- No sé, capaz perdió al jumanji o algo.
Vanessa- Tenés una máquina de cortar pasto.
Eu- Eh...creo.
Vanessa- Buscala.
Eu- Bueh
5 minutos más tarde.
Vanessa- Eso es una bordeadora.
Eu-¿?
Vanessa- Es para cortar los bordes del pasto, no todo.
Eu- Pero si cortás los bordes; después, cuando estos estén cortos, el resto del pasto es borde.
Vanessa- Bueh. Dale...a ver...
Eu- ¿A ver qué?
Vanessa- Probá.
Eu- ¿Yo? Yo no quería cortar el pasto.
Vanessa- Vos cortás y yo rastrillo.
Eu- No, no no; vos cortás y rastrillás y yo te traigo agua cuando tengas sed.
Vanessa- Sos de lo peor.
Eu- Bueh...está bien.
25 minutos más tarde.
Vanessa (sentada mirando como "corto" el pasto)- Esa bordeadora no corta nada, arranca pedazos. ¿No tenés una tijera?
2 minutos más tarde.
Vanessa- No, de podar.
2 minutos más tarde.
Vanessa- Está toda oxidada, no se si va a servir.
Eu- Bueh...basta, no juego más.
Vanessa- No lo podés dejar así...mirá como quedó.
Eu- Quedó lindo, parece un mambrú.
lunes, febrero 20, 2006
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