Caminando por el chanchódromo del barrio, la quinta presidencial; disfrutando un Montecristo Nro.3 y tarareando el allegro del 23 en La mayor de Mozart, la parte del piano nada más.
Mi estado era de regocijo.
Era uno con el universo (bueno casi todo, con las palomas no)
Una madre con uno de esos cochecitos para dos párvulos pasa por al lado mío, tose, me mira y me dice:
Madre- ¡Cof cof! ¡Hay chicos! ¡Tené cuidado con el humo!
Eu- ¿Perdón?
Madre- ¡Estás tirando todo el humo!
Eu (Cara de What the fuck?)- Señora, estamos sobre la avenida Maipú, pasan diez líneas de colectivos y medio millón de autos; no es precisamente una reserva de la biósfera de la UNESCO.
Madre- No importa, estás tirando todo el humo.
Eu- ¿No puede esperar a su marido para pelearse con alguien? Para eso son los matrimonios.
Madre- ¡Pelotudo de mierda! ¡Hay chicos!
Eu- Si, y con la educación que veo les está dando; así de armonía con el mundo, cuando cumplan 18 se van a turnar para disparale a los transeúntes desde una terraza.
Madre- Andate a la re concha de tu madre.
Oh the humanity!
martes, diciembre 18, 2007
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