Mi padre con su mujer en Perú.
Yo, instalado en su casa, con dos costillas rotas, a cargo de mis hermanitos.
Josefina, después de cenar, quiere una manzana rallada y yo, lleno como estoy de diclofenac y no de paciencia, no tengo ganas de que coma dos cucharadas y deje el resto.
Hay tres pasos básicos (que bien podrían haber escritos por Sun Tzu) para triunfar.
Primero: Estar seguros. No queremos gastar energías al divino botón.
Eu- ¿Estás segura Jóse? ¿Te la vas a comer toda? Mirá que comiste dos platos de cous cous.
Josefina- Si.
Segundo: Conoce a tu enemigo. Tiene 7 años, tuvo un cumpleaños, está cansada.
Eu- Bueno, vamos a hacer un trato; subís, te lavás los dientes, hacés pis, te ponés el pijama, prendés la tele y te acostás. Mientras vos hacés todo eso, te rallo una manzana y te la llevo. ¿Dale?
Josefina- Bueno.
De más está decir que no rallo nada, espero pacientemente veinte minutos y subo a constatar que está dormida.
Tercero: Mantener la credibilidad intacta. Vamos a necesitar esta maniobra un par de años más.
Al día siguiente.
Josefina- ¡No me subiste la manzana rallada!
Eu- ¿¿¿Cómo que no??? Mirá Josefina, te la subí y estabas durmiendo; me la tuve que comer yo.
Josefina- ¡Ah! Perdón.
Eu- No pasa nada cariño.
El paso cuarto, que es el pasito de la victoria, es optativo.
domingo, julio 27, 2008
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