Tengo un montón de decisiones laborales colgadas, ayer estuve hablando media hora con España y mi respuesta fue siempre la misma: -Cuando llegamos lo discutimos.
No confío en los aviones.
El primer post de este blog se trató de mi miedo a volar.
Soy consecuente y es lógico que mi último post desde Buenos Aires se trate de lo mismo.
Malditos sean los hermanos Wright. ¿No se podían conformar con fabricar bicicletas?
jueves, septiembre 23, 2004
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